l hombre no puede cambiar, ni tomar otro camino, sólo puede acabar mal.



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Dice un viejo médico: “La salud es un estado precario del hombre, que no promete nada bueno”.

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Un necrófilo moderado puede contentarse muy bien de una mujer muy frígida.

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Quien tolera los rumores ya es un cadáver.

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Si el aborto es homicidio, tendrá al menos la atenuante de la defensa propia.



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Quien permanece en silencio o no sonríe después del amor, degrada a Eros.

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La pregunta más indiscreta, más insolente, más insufrible, e incluso la más común, la más políglota, la más persecutora, al teléfono y cara a cara, la pregunta que tortura a quien ama la verdad porque si la formula tendrá como respuesta una miserable mentira es: “¿cómo estás?”



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La misoginia es hija del misterio. Por el contrario, la misantropía es hija del conocimiento: cuanto más se conoce a los hombres, más misántropo se es. Mas el buen misántropo no hace distinciones de sexo: el ser humano, en las dos versiones propuestas por el Creador, no le place.

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*Traducción directa del italiano.